EL LUGAR DE ESTUDIO
-Siempre
el mismo, con el fin de facilitarle la adquisición de los hábitos de estudio y
de ahorrarle esfuerzos inútiles.
-Tranquilo,
que no haya reuniones ni sea de paso.
-Silencioso,
alejado de posibles ruidos (radio, TV, familia). No conviene escuchar música
mientras estudia.
-Bien
iluminado: con una luz, natural o artificial, que no sea ni muy débil ni
excesivamente intensa y que le entre por el lado contrario al que escribe para
evitar las sombras. Procurad que no le dé directamente a los ojos.
-Con
temperatura adecuada evitando el frío, que invita a la actividad física y el
calor, que invita a la lasitud y al sueño.
-Bien
ventilado. Abre puertas y ventanas de vez en cuando para renovar el aire, ya
que un ambiente cargado facilita la aparición de la fatiga por disminución del
oxígeno.
-Organizado
y limpio, sin juguetes ni objetos que te distraigan con el fin de obtener mayor
claridad, eficacia y ahorro de tiempo en tu trabajo.
El
cuarto de estudio ha de tener:
-Mesa
amplia, sin brillo (sus reflejos producen cansancio en los ojos) y con una
altura adecuada a la del niño/a y a la de la siIla.
-Silla
con respaldo que te permita mantener la espalda recta y apoyar los pies en el
suelo sin tener las rodillas levantadas.
-Estanterías
cercanas a la mesa en las que tengas colocados los libros y el material que
necesites.
-Tablón
de corcho o similar en el que coloques tu horario, fechas de exámenes, avisos,
etc.
LA PROGRAMACIÓN DEL ESTUDIO
Los
alumnos deben ser capaces de organizar su tiempo de estudio y así mejorar su
rendimiento.
Si
importante es tener un lugar para estudiar que reúna una serie de requisitos
que nos permita hacerlo cómodamente y con el mínimo de distracciones, no menos
importante es saber organizarse el tiempo de estudio, pues de nada nos servirá
una buena habitación con todas las condiciones que antes apuntábamos si no
hacemos uso de ella o sólo la utilizamos esporádicamente: exámenes, trabajos
urgentes, “empolladas inevitables”...
Si
realmente queremos que nuestros hijos sean buenos estudiantes y con el mínimo
esfuerzo saquen el máximo rendimiento a su trabajo tienen que aprender a programar sus horas de estudio,
para lo cual hemos de tener en cuenta que:
· El estudio debe de ser diario. Debéis
ayudar a vuestros hijos a organizar sus tardes de estudio y estableced con
ellos un pacto para su cumplimiento. Sentaos con ellos frente a su horario,
incluidas actividades extraescolar, para ser conscientes del periodo real y
posible de estudio cada tarde. Una vez fijados esos periodos, tanto vosotros
como vuestro hijo/a debe cumplir su parte del trato: vosotros os comprometéis a
mantener la tranquilidad de la casa durante este tiempo (intentad que las
salidas, visitas, compras y otros acontecimientos se produzcan fuera de este
horario) y ellos deben procurar aprovechar esos periodos de estudio
establecidos.
· El estudio debe ser a la misma hora y
en el mismo lugar, siempre que sea posible.
· Por la mañana se aprende más deprisa y
se olvida antes, por la tarde se aprende más despacio pero se recuerda durante
más tiempo.
· Hay que dedicarle un mínimo de dos
horas diarias a partir del sexto curso.
· Es conveniente cambiar de actividad o
materia cada 30 ó 40 minutos. Si necesitan más tiempo para cada materia es que
algo está fallando: se desconcentran en clase y llevan demasiada tarea sin
terminar, su método de estudio no está siendo eficaz, pasan demasiados días sin
“tocar” una materia concreta y se les acumula el estudio,...
· Es mejor comenzar con actividades de
dificultad media que les ayude a entrar en materia y a concentrarse, continuar
con las más difíciles ya que es cuando aún no están cansados pero si
concentrados y finalizar con las más fáciles o las que les gusten más, pues es
el momento en el que la fatiga comienza a aparecer y van perdiendo
concentración.
· Hay que intercalar breves períodos de
descanso, mejor cuando se va a pasar de una materia a otra. No deben ser muy
prolongados, 5-10 minutos, y deben aprovecharlos en una actividad que les ayude
a desconectar pero no lo haga del todo (un poco de charla con vosotros,
merendar, beber agua, ir al baño). Nunca actividades como ver la tele, jugar a
la play, salir a la calle. Si se han programado bien, podrán hacer esas
actividades después del tiempo de estudio y así, ellos mismos comprobarán que
merece la pena organizarse y que da tiempo a todo.
·
El tiempo de estudio puede dedicarse a:
- Repasar los temas trabajados en clase
- Terminar tareas incompletas.
- Lecturas de ampliación y profundización, para los casos “es que hoy no tengo nada que hacer”.
· Es imprescindible tener copiado el
horario de clase y colgarlo en el corcho frente a la mesa de estudio. Así,
controlarán mejor qué materias han tenido ese día y cuales van a tener al día
siguiente y por tanto, evitaremos olvidos de tareas y de materiales
imprescindibles para el trabajo en clase.
· Debemos fomentar el uso de una agenda
personal, en la que deben ir anotando todas las actividades o materias que
deben terminar y/o estudiar.
· No comenzar hasta no saber exactamente
a qué se va a dedicar la sesión de estudio y tener todo lo necesario a mano.
· Cuando terminan cada materia, deben
guardar en su mochila lo necesario para el día siguiente y en el lugar
habitual, el material que no utilizarán
MUY IMPORTANTE. Vuestro papel es solo
de supervisión. Son vuestros hijos los encargados de llevar a cabo todo lo
anterior. Al principio, necesitarán vuestra ayuda más habitualmente, pero
luego, debéis retiraros progresivamente y ayudarles en momentos puntuales del
proceso, resolver dudas, guiarlos en las tareas y supervisar que están
cumpliendo con lo pactado. Debemos fomentar su autonomía. Lo que vuestros hijos
pueden y deben hacer, no ha de hacerlo otro por ellos.